LA NIEBLA
Hacía
frío aquella mañana
Un
frío denso que traspasaba
Y
se acercó la niebla espesa
a
los albores de mi ventana..
Me
daba miedo verla de cerca,
y
tras la niebla, no había nada.
Un
frío helado, heló mi alma
y
me dio miedo, la madrugada.
Hacía
frío aquella mañana.
Yo
me acercaba hacia la verja,
un
poco a ciegas, la niebla espesa,
ver
más allá no me dejaba.
Me
daba miedo, el mismo suelo,
que
con temor mis pies pisaban,
La
niebla espesa cubría el cielo,
de
aquella extraña y fría mañana.
La
niebla espesa, cubrió mi vida,
y
su espesor cubrió mi alma
Cubrió
mi alma de muerte herida
y
me cegó de madrugada.
Y
desperté aquella mañana
Niebla
en mis ojos, niebla en mi alma,
Sudores
fríos en mi almohada,
y un sol radiante tras mi ventana.
Y
yo pensé, aquella mañana:
ya
no más niebla, habrá en tu alma.
Y
un resplandor de nubes blancas,
apareció
de madrugada
MIEDO
Sí, tuve miedo. He de reconocerlo. Otra cosa sería engañarme
a mi misma y a ti, que me estás leyendo
Tenía miedo. Un miedo
incompresible.
Tendida en el sofá, buscando soluciones a problemas que no podía
resolver.
No me dí cuenta en aquel momento que el mayor problema era mi propio
miedo: El miedo a enfrentarme a todo aquello que se me venía encina. El miedo
absurdo a buscar soluciones, a encontrarlas, acaso.
Miedo a las novedades,
miedo a la monotonía. Luego me di cuenta:
El miedo no es más que una palabra:
Yo soy el miedo.
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