EL LOCO SOLITARIO
Una mesa camilla era
todo el mobiliario
desnuda de adornos
del todo innecesarios
La pequeña salita de
cristales soleados
era el rincón
preferido de aquel loco solitario.
Nunca tuvo un amigo,
con quien charlar un rato.
Jamás pisó el hogar
de otro ciudadano.
Nunca le gustó
conversar, ni escuchar comentarios.
Su silencio fue su
amigo, su pensamiento, su hermano.
Pero un día se dio
cuenta, aquel loco solitario,
que su mente estaba
enferma, enferma de desencanto.
Quiso buscar un
amigo, con quien charlar un buen rato,
para calmar el
delirio que su mente había apresado.
Más no encontró la
amistad, donde la anduvo buscando.
¡Qué triste es la
soledad! Si no la estás deseando
Tampoco encontró un
camino, por donde fue caminando,
que le llevara al
destino con el que había soñado.
Hasta que no pudo
mas, y triste y desalentado,
ya se cansó de
buscar, aquello que andaba buscando.
No se puede esperar
tanto, a sentirse más humano,
pues eso vuelve
cobardes a los locos solitarios.
En una mesa camilla y
jugando un solitario
dejó
de vivir la vida, una mañana de marzo.
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