dilluns, 29 d’abril del 2013

25 ANIVERSARIO

No. No. El tiempo no retrocede
pasa sin que nadie se detenga
Y nosotros con el, salvado los desniveles
que nos ofrece la propia existencia .
Aquí, allá, donde la vida nos lleve,
unos en la lejanía, otros más cerca.

No. El tiempo, no se detuvo jamás
pero si, la impronta que en el pasado deja.
Por eso ahora, dando un paseo hacia atrás
dejándome arrastrar por pasadas vivencias
evoco aquellos tiempos, aquella época,
y me veo rodeada de caras nuevas
rostros jóvenes
que emprenden camino por estas tierras
que exploran, en lugar de paisajes,
sus habitantes, buscando clientela,
emprendedores, valientes, audaces,
catalanes, llegados a una lejana tierra,
Cántabros, orgullosos de vivir en ella.

Todos a una, llevando a cabo una aventura nueva.

¿Alguien pensó hace ya tanto como dos décadas y media
que hoy aquí nos sentaríamos alrededor de la misma mesa?
¿Que evocaríamos esos recuerdos...?
que no se borran, que se recuerdan
que no se alejan de la memoria,
porque son buenos.
Nunca envejecen nuestros recuerdos.
Aunque nosotros, algo más viejos,
desde el pasado, los recordemos.

divendres, 5 d’abril del 2013


 LA NIEBLA

Hacía frío aquella mañana
Un frío denso que traspasaba
Y se acercó la niebla espesa
a los albores de mi ventana..

Me daba miedo verla de cerca,
y tras la niebla, no había nada.
Un frío helado, heló mi alma
y me dio miedo, la madrugada.

Hacía frío aquella mañana.
Yo me acercaba hacia la verja,
un poco a ciegas, la niebla espesa,
ver más allá no me dejaba.

Me daba miedo, el mismo suelo,
que con temor mis pies pisaban,
La niebla espesa cubría el cielo,
de aquella extraña y fría mañana.

La niebla espesa, cubrió mi vida,
y su espesor cubrió mi alma
Cubrió mi alma de muerte herida
y me cegó de madrugada.

Y desperté aquella mañana
Niebla en mis ojos, niebla en mi alma,
Sudores fríos en mi almohada,
 y un sol radiante tras mi ventana.

Y yo pensé, aquella mañana:
ya no más niebla, habrá en tu alma.
Y un resplandor de nubes blancas,
apareció de madrugada

                                          MIEDO

Sí, tuve miedo. He de reconocerlo. Otra cosa sería engañarme a mi misma y a ti, que me estás leyendo
Tenía miedo. Un miedo incompresible.
 Tendida en el sofá, buscando soluciones a problemas que no podía resolver.
 No me dí cuenta en aquel momento que el mayor problema era mi propio miedo: El miedo a enfrentarme a todo aquello que se me venía encina. El miedo absurdo a buscar soluciones, a encontrarlas, acaso.
 Miedo a las novedades, miedo a la monotonía. Luego me di cuenta: 
El miedo no es más que una palabra: Yo soy el miedo.





dijous, 4 d’abril del 2013

ALZHEIMER



 Madre, te escribo esta carta. Una carta que jamás vas a leer, no porque que no quieras, sino porque no puedes...Creo que las letras y los números se te han borrado de tu registro.. Una carta que jamás entenderás, aunque alguien te la lea en voz alta, porque ya no entiendes, creo que el significado de la palabra se ha borrado de tu mente.. Una carta que no va a ningún destino. Quizás el único destino posible es mi propia mano. Esta mano, que temblorosa, duda de si escribir o no escribir, porque yo, su remitente sufro al pensar que es una carta inútil.

  Pero, si algo de bueno tiene la escritura es que aún no llegando a ninguna parte ayuda a quien la utiliza para su propio beneficio, en este caso el mío.

  Te he observado estos días. Silenciosa, pendiente de tus gestos, tus balbuceos, tus torpes y absurdos movimientos, tus errores, tu forma des acompasada e ininteligible de hablar, tus palabras inventadas que no tienen sentido. He visto que andas torpemente, que tu cabeza mira más hacia el suelo que pisas, que hacia el cielo que te da en la espalda.. Te vistes de manera torpe, cual  niño de dos o tres años que empieza a aprender como va eso de ponerse la ropa. Miras las mangas de la chaqueta como si vieras un objeto extraño. Te ves reflejada en el espejo y no sabes que hay que hacer para estar guapa, si peinarse o sacudirse el pelo, ni tan siquiera sé, si esa mujer que ves ahí reflejada no empieza a ser una desconocida para ti misma..


   Y yo me pregunto madre: ¿Qué debes sentir en los momentos en que tu cabeza está algo lúcida y se da cuenta de las limitaciones que tu vejez te está imponiendo? o quizás ni eso, quizás cuando te muestras más lúcida tampoco tienes consciencia de la gravedad de tu estado. No sé, pero creo que en todo caso sería mejor esto último..

   Te has puesto dos zapatos del pié derecho, y ahora como puedes me indicas que un pié te hace daño, estás intentando abrir la puerta con una cuchara, y la llave olvidada en tu bolsillo izquierdo, deja de ser una llave que abre puertas para pasar a ser, que se yo, una horquilla del pelo, o cualquier otra cosa..


Y ahora, madre yo me pregunto  ¿Eso es vivir o es estar ya un poco muerta?  

¿Te acuerdas de aquellos paseos por las laderas del río? ¿Te acuerdas de aquellos tiempos en que usabas la bicicleta hasta para ir de compras?  ¿Te acuerdas de aquel vestido que te ponías, estampado en flores rojas y blancas y que me gustaba tanto? y por último, ¿Te acuerdas de quien soy o ya no me reconoces?

LA MARIPOSA Y LA HORMIGA


LA MARIPOSA Y LA HORMIGA

He visto a una hormiga,
llevando a cuestas una mariposa muerta.
Sus alas secas, 
serán comidas en su despensa.
Así es la vida. 
La muerte llega
para que otros se nutran de ella.
Así es la vida, 
y así nosotros hemos de verla.
Son los rigores, preciosos dones
de esta nuestra naturaleza

Así es la vida, la muerte llega.
Inexorable llama a tu puerta
Y cuando viene trae 
consigo tu despedida
Y tú la firmas, 
porque tras ella, tú darás vida
a tu recuerdo, si te recuerdan.

La mariposa será comida,
 en la despensa de aquella  hormiga.
Así es la vida, y tú serás un pensamiento
del que te lleve en su recuerdo
Así es la muerte, y eso así siempre,
 eso así siempre hemos de verlo.