divendres, 5 d’abril del 2013


 LA NIEBLA

Hacía frío aquella mañana
Un frío denso que traspasaba
Y se acercó la niebla espesa
a los albores de mi ventana..

Me daba miedo verla de cerca,
y tras la niebla, no había nada.
Un frío helado, heló mi alma
y me dio miedo, la madrugada.

Hacía frío aquella mañana.
Yo me acercaba hacia la verja,
un poco a ciegas, la niebla espesa,
ver más allá no me dejaba.

Me daba miedo, el mismo suelo,
que con temor mis pies pisaban,
La niebla espesa cubría el cielo,
de aquella extraña y fría mañana.

La niebla espesa, cubrió mi vida,
y su espesor cubrió mi alma
Cubrió mi alma de muerte herida
y me cegó de madrugada.

Y desperté aquella mañana
Niebla en mis ojos, niebla en mi alma,
Sudores fríos en mi almohada,
 y un sol radiante tras mi ventana.

Y yo pensé, aquella mañana:
ya no más niebla, habrá en tu alma.
Y un resplandor de nubes blancas,
apareció de madrugada

                                          MIEDO

Sí, tuve miedo. He de reconocerlo. Otra cosa sería engañarme a mi misma y a ti, que me estás leyendo
Tenía miedo. Un miedo incompresible.
 Tendida en el sofá, buscando soluciones a problemas que no podía resolver.
 No me dí cuenta en aquel momento que el mayor problema era mi propio miedo: El miedo a enfrentarme a todo aquello que se me venía encina. El miedo absurdo a buscar soluciones, a encontrarlas, acaso.
 Miedo a las novedades, miedo a la monotonía. Luego me di cuenta: 
El miedo no es más que una palabra: Yo soy el miedo.





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