dijous, 4 d’abril del 2013

ALZHEIMER



 Madre, te escribo esta carta. Una carta que jamás vas a leer, no porque que no quieras, sino porque no puedes...Creo que las letras y los números se te han borrado de tu registro.. Una carta que jamás entenderás, aunque alguien te la lea en voz alta, porque ya no entiendes, creo que el significado de la palabra se ha borrado de tu mente.. Una carta que no va a ningún destino. Quizás el único destino posible es mi propia mano. Esta mano, que temblorosa, duda de si escribir o no escribir, porque yo, su remitente sufro al pensar que es una carta inútil.

  Pero, si algo de bueno tiene la escritura es que aún no llegando a ninguna parte ayuda a quien la utiliza para su propio beneficio, en este caso el mío.

  Te he observado estos días. Silenciosa, pendiente de tus gestos, tus balbuceos, tus torpes y absurdos movimientos, tus errores, tu forma des acompasada e ininteligible de hablar, tus palabras inventadas que no tienen sentido. He visto que andas torpemente, que tu cabeza mira más hacia el suelo que pisas, que hacia el cielo que te da en la espalda.. Te vistes de manera torpe, cual  niño de dos o tres años que empieza a aprender como va eso de ponerse la ropa. Miras las mangas de la chaqueta como si vieras un objeto extraño. Te ves reflejada en el espejo y no sabes que hay que hacer para estar guapa, si peinarse o sacudirse el pelo, ni tan siquiera sé, si esa mujer que ves ahí reflejada no empieza a ser una desconocida para ti misma..


   Y yo me pregunto madre: ¿Qué debes sentir en los momentos en que tu cabeza está algo lúcida y se da cuenta de las limitaciones que tu vejez te está imponiendo? o quizás ni eso, quizás cuando te muestras más lúcida tampoco tienes consciencia de la gravedad de tu estado. No sé, pero creo que en todo caso sería mejor esto último..

   Te has puesto dos zapatos del pié derecho, y ahora como puedes me indicas que un pié te hace daño, estás intentando abrir la puerta con una cuchara, y la llave olvidada en tu bolsillo izquierdo, deja de ser una llave que abre puertas para pasar a ser, que se yo, una horquilla del pelo, o cualquier otra cosa..


Y ahora, madre yo me pregunto  ¿Eso es vivir o es estar ya un poco muerta?  

¿Te acuerdas de aquellos paseos por las laderas del río? ¿Te acuerdas de aquellos tiempos en que usabas la bicicleta hasta para ir de compras?  ¿Te acuerdas de aquel vestido que te ponías, estampado en flores rojas y blancas y que me gustaba tanto? y por último, ¿Te acuerdas de quien soy o ya no me reconoces?

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