dijous, 31 de març del 2016

He salido a caminar, por aquello de no perder una de las costumbres más accesibles que tiene todo aquel que puede andar medianamente bien. 
Vieja y arraigada costumbre en todos aquellos que me voy cruzando durante el trayecto. La chica de mallas color fucsia, que lleva siempre los auriculares puestos y que no mira hacia nada en particular. 
Las dos señoras regordetas, una de ellas muy charlatana y de voz algo estridente, y la otra, una oyente nata, a la que si tuviera que ponerle voz, aunque jamás se la he oído, diría que tiene un  modo de hablar suave y melodioso,y que además tiene aspecto de persona paciente, como paciente ha de ser, para caminar al lado de alguien que no calla nunca..  El atleta, pisando fuerte, que te alcanza en un plis plas. Un señor mayor, pelo cano, como es natural, ataviado con unas playeras y unos pantalones de tergal algo cortos,  del que asoman unos calcetines granates y colgando de su bolsillo derecho una antigua y diminuta radio, de la que salen coplas entre semana o retransmisiones de fútbol los domingos. Va solo, anda ligero y de vez en cuando se detiene a acariciar al perro del matrimonio que a eso de las cinco se sienta en el banco, y mientras su chucho hace unas "cuantas cosillas" por ahí y que normalmente no suelen recoger, acostumbran a discutir a voz en grito sus cotidianos problemas mientras ....
Hay dos niñas más abajo, jugando con una pelota y se están acercando a la escalera que separa la calle del campo. Deduzco que el Domingo de Ramos estrenaron los vestidos de volantes que llevan puestos, uno es azul y el otro es rosa... Creo que les van a durar muy poco puesto que ya una de ellas lo lleva roto por abajo. ¿Se habrán subido al tronco que cayó el otro día con el aire?... Me alcanza de nuevo el atleta que ya ha dado varias vueltas al recinto, mientras yo he avanzado escasamente mil metros.
Pienso...mientras contemplo la tarde exquisita que el día de hoy me ofrece...¿Qué más puedo pedir?..Estoy observando el mundo desde la pequeña ventana de mí misma... Lo cotidiano..Lo que verdaderamente importa, y a lo que   apenas prestamos atención.
   El atleta, se ve feliz, sudando y superando retos, quizás, ese matrimonio que discute,  luego al reconciliarse, encuentren su recompensa, el abuelo, camina, esperanzado quizás en poderlo hacer durante unos años aún. Las niñas, en estos momentos son felices, aunque puede que luego les espere una reprimenda. Aquellas señoras regordetas, que por cierto ya se han ido, llegarán a su casa y probablemente se sentarán a coser, mientras ven la novela. La chica de mallas fugsia, ahora se ha sentado con un chico que al parecer le gusta, y conversan amigablemente.  Ah! y el perro, ignorante del "regalito" que ha depositado en medio del camino, regresará contento a casa, donde le espera para jugar el nieto de sus amos.  La pelota sigue danzando por el campo, de pié en pié, y de mano en mano.  y  yo...sigo observando, mientras camino de regreso, y  pienso...
¿No es maravilloso estar así?...Sin complicarse la existencia...simplemente observando lo que en realidad es la vida...Porque....al fin y al cabo...¿Que es la felicidad, sino cualquiera de tantas cosas sencillas, que sin darnos cuenta nos muestra esta vida y de las que solemos olvidarnos? .

De todos modos, a veces, salen contratiempos...He llegado a casa. No hay nadie. Busco las llaves y ¡Horror!. las dejé olvidadas en la otra bolsa

Ya ven... La felicidad completa...hum..quizás no existe.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada