diumenge, 17 de febrer del 2013


EL LOCO SOLITARIO

Una mesa camilla era todo el mobiliario
desnuda de adornos del todo innecesarios
La pequeña salita de cristales soleados
era el rincón preferido de aquel loco solitario.

Nunca tuvo un amigo, con quien charlar un rato.
Jamás pisó el hogar de otro ciudadano.
Nunca le gustó conversar, ni escuchar comentarios.
Su silencio fue su amigo, su pensamiento, su hermano.

Pero un día se dio cuenta, aquel loco solitario,
que su mente estaba enferma, enferma de desencanto.
Quiso buscar un amigo, con quien charlar un  buen rato,
para calmar el delirio que su mente había apresado.

Más no encontró la amistad, donde la anduvo buscando.
¡Qué triste es la soledad! Si no la estás deseando

Tampoco encontró un camino, por donde fue caminando,
que le llevara al destino con el que había soñado.
Hasta que no pudo mas, y triste y desalentado,
ya se cansó de buscar, aquello que andaba buscando.

No se puede esperar tanto, a sentirse más humano,
pues eso vuelve cobardes a los locos solitarios.

En una mesa camilla y jugando un solitario
dejó de vivir la vida, una mañana de marzo.



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