dijous, 5 de setembre del 2013

INOCENCIA

     Un día, una niña, su nombre no viene al caso, recogía apresurada unas cuantas pelotitas de goma, pelotitas de esas que botan tanto y que tienen colores estridentes. La niña danzaba al compás de los inesperados movimientos que las bolas, en alcanzar el suelo y rebotar, improvisaban  en direcciones diversas. La niña reía a carcajada limpia. Una de esas pelotas se le coló por la alcantarilla. Entonces sus risas se apagaron. Las otras pelotas seguían rebotando en todas direcciones hasta que acabaron inmóviles en el suelo. Unas en la acera y otras en medio de la calle. Pero la niña seguía con la mirada fija en aquella rejilla. Se agachaba intentado buscar la manera de encontrarla.  Una par de lágrimas corrían por sus mejillas, y su mirada se iba entristeciendo por momentos.

  Alguien se le acercó, y le preguntó que andaba haciendo allí,  con la cara pegada al suelo y mirando por la rejilla. La niña, se lo explicó en medio de unos cuantos suspiros.

  -Pero, olvídate de esa pelota,. Le dijo esa persona  -Mira si tienes aquí pelotas. Recógelas y ponte a jugar con ellas...

   - ¿Señor? ¿Cuando algo se pierde no hay que buscarlo?

-Sí, pero si tienes más de lo mismo, ¿para que perder el tiempo? ¿O es que estas pelotas que tienes aquí no te gustan?..

  La niña se quedó pensativa y de repente rompió a llorar escandalosamente.

  -Y ahora, ¿porqué lloras?

   -Es que si yo alguna vez me pierdo mi madre no me va a buscar, como tengo siete hermanos.......

 

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