dilluns, 4 de març del 2013

DE SORIA A BURGO DE OSMA



     Aparcar en la carretera, no nos supondrá incomodidad alguna. El aparcamiento es amplio y muy bien delimitado del tráfico que a estas horas de la tarde se muestra algo denso, pero que a buen seguro, se tranquilizará en cuando avance la noche..BURGO DE OSMA, no es una ciudad populosa, y por lo tanto la garantía de sosiego es casi segura..
   
   Delante, al otro lado de la calzada, el HOSTAL VIRREY, un contundente edificio palaciego muy bien cuidado, supongo que rehabilitado minuciosamente a juzgar por el limpio aspecto de su fachada, que tras los cristales de la autocaravana, nos ofrece una visión agradable, y un anticipo quizás de lo que esta ciudad puede ofrecernos calles adentro.

   A la mañana siguiente, un agradable paseo hacia el río UCERA, y desde el puente, una mirada hacia unas aguas que transcurren por su lecho como acariciándolo, besándolo.
   Al fondo, una montaña, que muestra en su cima la silueta de lo que antiguamente pude ser un castillo, ahora en ruinas.

    Desde el puente, un arco nos facilita la entrada a esta pequeña ciudad,. que a estas tempranas horas, permanece tranquila y apacible. Antes de pasar por el arco me fijo, en el foso de defensa y en la muralla , dentro, una gran plaza porticada, con pilares de madera oscura, casi negra, alrededor de ella, casas castellanas, unidas unas a otras, formando el contorno de la plaza, y que le dan un aspecto totalmente medieval....BURGO DE OSMA, nace hacia los albores del año 1.100.
    Una señora, con su delantal, cogido con imperdibles al jersey,  se afana en barrer la pequeña entrada de su casa. Varias palomas empiezan a revolotear por encima de nuestras cabezas, y más allá, un anciano camina hacia el callejón con lo que parece ser una bolsa de pan...Ambos se saludan, y cada uno a su tarea...

    De repente ante nosotros, LA UNIVERSIDAD, un edificio de proporciones descomunales, convertido en la actualidad en  HOTEL TERMAL, cuya decoración conserva su aspecto original, y especialmente acogedor. La luz exterior penetra al patio del claustro, proporcionando un juego de luces, que ayudadas por los vistosos colores del suelo,  invitan al descanso. Unos sillones meticulosamente dispuestos alrededor de las mesas, ocupan en toda su extensión, el centro de este magnífico CLAUSTRO, e invitan a tomar una copa,  antes de entrar en el íntimo comedor, donde un camarero, vestido de etiqueta, espera a que nos decidamos a saborear  cualquiera de las suculentas sugerencias del chef.

   Otra visita obligada seria la CATEDRAL, ubicada en la plaza porticada  de la que antes hablábamos...Betusta, imponente. Su majestuosa presencia domina la plaza, la embellece, pero sintiéndolo mucho, hoy esta visita quedará para otra ocasión. Nos quedamos con la visión y el recuerdo de su imagen externa.

  

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