divendres, 1 de maig del 2020

Imaginemos que en lugar de estar escribiendo esto para que tú lo leas, estuviera en estos instantes, estos precisos instantes, ante ti. Que pudieras verme, mirarme a los ojos, observar mis labios mientras pronuncian estas palabras, ver si mis manos están tensas o por el contrario muestran esa flacidez que denota estar despreocupada, sin tensiones, y atenta a esta conversación que se está iniciando entre tú y yo.
Imaginemos que tú, un perfecto desconocido si eres hombre, o desconocida si eres mujer, que no soy yo de discriminar por sexo,  en lugar de estar leyendo, estás delante de mí, y que por lógica consecuencia, también desconoces detalle alguno sobre mi vida.
Somos dos personas que no se conocen de nada, y que mira por donde,  han acabado sentados uno frente a otro, y no saben que decirse. Por supuesto no sería una entrevista de trabajo, que ahí siempre habla el de detrás de la mesa, o más bien interroga, ni sería en una sala de espera de una consulta de médicos o abogados, etc., ni tampoco  en la cola del autobús, está demasiado visto. No sería en un restaurante, en el cual dos personas solitarias acaban poniéndose en la misma mesa, por que han empezado a entablar una muy manida conversación sobre el tiempo, o sobre las noticias del periódico. No sería en un parque infantil, donde mientras los peques bajan por el tobogán, los adultos se miran y entablan conversa. Simplemente, estamos sentados el uno o la una frente al otro o la otra, que ya he dicho que eso es indiferente. Plantéate, eso sí, que visualmente hemos conectado de manera espontánea y casi mágica. Que nos estudiamos detenidamente, gestos, guiños, movimientos de manos o piernas, cruzadas o simplemente dejadas caer en el asiento.

Vamos a obviar el lugar en cuestión, solo estamos tú y yo. Hablamos de temas poco relevantes durante diez minutos, y luego, como por arte de birli-birloque, entramos en materia. Hemos pasado de presentaciones. No hacen falta. Los dos sabemos que nos vamos a entender a partir de ahora. ¿Qué más da de donde vienes o vengo y adonde íbamos hasta el momento de encontrarnos, aquí, en medio de un mundo que ahora ignoramos por completo. No existe. Solos tú y yo. Realidad del momento.

Aislados del todo lo demás. Preguntándonos calladamente ¿Porqué estoy aquí? ¿Porqué en este momento no me importa nada de lo vivido o por vivir que tengo? ¿Porqué tu mirada de auténtica curiosidad me ha despertado de un letargo horroroso e incomprensible?. Solo en esto pienso. Imágenes fuera. Mente limpia de memoria ancestral. Tú por supuesto, estás en las mismas circunstancias, si no, no vale. Solo que no sé que piensas -en estos momentos estamos callados-
solo nos miramos. Curioseamos en nuestras retinas. Queremos hablar pero..es tan mágico este silencio no premeditado...que cuesta romperlo. y así, querido lector o lectora, que no soy yo de discriminar por sexo, pasaremos seguro a entablar una conversación, que no sabemos a donde nos llevará, pero que a buen seguro nos hará olvidar algún que otro problema.  Disfrutemos de ello por breve que pueda parecer. A buen seguro nos volveremos a cruzar de nuevo. A buen seguro recordaremos esta conversación de miradas intimistas. A buen seguro, si tú quieres.

3 comentaris:

  1. La imaginación al poder Araceli!!! Ingenioso relato, lleno de complicidad con algún lector, ¿anónimo, ocasional, o imaginario? Pues ahí queda tu relato, leído con intimidad literaria, para escudriñar la vida... Muy bien👏👏👏

    ResponElimina
  2. Imaginemos: La palabra mágica para una mente reflexiva como la tuya. Una reflexión en la que discurre tu mente pensante ante la posibilidad y un supuesto interlocutor del que no esperas respuesta, pero sí a imaginar. Hay riqueza en la forma de expresar tus pensamientos, pero por encima de todo, dejas entrever la gran empata innata que sientes por tus semejantes.

    ResponElimina
  3. Muchas gracias, Francisco, Auri. Lo he dicho alguna vez. Bien vale la pena el esfuerzo por uno de estos tan generosos, amables y reconfortantes comentarios. Gracias de verdad.

    ResponElimina