dimarts, 8 de gener del 2013

LA CIUDAD DE PORTO

      Porto, querido Duero, te mima.  Sus altísimos puentes, me confirman la devoción con que sus habitantes te tratan. Desean verte desde las alturas, por eso querido Duero, sus arcos son de una gran dimensión,..Desde cualquiera de ellos, contemplan tus aguas. ¿Sabes? uno de estos puentes, es el que posee el arco más grande de hormigón de todo el mundo..¿Sabes? También el popular Eiffel, quiso dejar su impronta reflejada en tus aguas y construyó un descomunal puente para cruzarte: Un entramado de hierros, vigas, tornillos y soldaduras, formando una estructura alta y escultural, fotografiada desde todos los ángulos posibles por la gran cantidad de turistas curiosos que vienen a visitar esta ciudad...
-  Ahora una foto desde el arco...-Ahora una foto hacia arriba..-Ahora otra enfocando tus aguas que no paran quietas un momento. .Y tú, querido Duero, quizás agradecido, nos ofreces la imagen reflejada en tus aguas, esa bella imagen invertida del puente...

   Luego, en tus orillas, las barcas se turnan para pasearnos por tu cauce y acercarnos a tu desembocadura, entonces es la hora de ver esos puentes desde abajo, desde le inmensidad de tus aguas, desde la anchura que ofreces de ladera a ladera..

   Es la hora de soñar, de recorrerte en tu tramo final, de navegar entre los peces que huyen para no ser arrollados..de formar parte de tu cauce por unos momentos, de cruzarnos con las barcas que regresan, de contemplar la ciudad desde el mismo centro de tus aguas. Unas aguas invadidas por el ajetreo del turismo, pero al mismo tiempo tranquilas y apacibles.

   Has visto en tu recorrido desde que decides nacer a la luz en Los Picos de Urbión, paisajes inimaginables. Has paseado por parajes virtuosos, por recónditos lugares que solo tú y tus aguas conocéis. Has descansado en pantanos, te has recreado en el paisaje, hasta llegar aquí, donde el gentío te aclama, te acompaña, y te contempla desde diferentes atalayas.

   La catedral, te admira desde su campanario. Las bodegas de tu ladera izquierda, te saludan desde sus edificios palaciegos. Los vinateros ingleses, te escogieron a ti  como testigo de su producto estrella: El vino de Oporto, y al Alto Duero vinateiro, esa región que tú recorres antes de tu último tramo, para cultivar esa vid escogida. para su vino..

  Ahora, desde tus aguas, contemplo la zona de pescadores.  El Muro de los Bacalaeiros, el entramado de calles, callecitas, escaleras y pasadizos, que, mostrando diversidad de color, y sin pudor, enseñando la ropa que cuelga de los tendederos, se encarama a modo de rampas o a modo de escalinata, hacia las alturas de esta ciudad.. Mirando hacia arriba, el teleférico que cruza por encima de tu recorrido ante la admiración de los turistas.

  Construcciones desordenadas, gentes de mil raleas, tiendas antiguas, bares y tascas un tanto sospechosas, óxido, herrumbre, pinturas desconchadas, todo ello tiene cabida en esta parte de Porto, que es, en definitiva la que tu desde la planicie de tus aguas. alcanzas a contemplar..Pero Porto es más que eso que tu ves...A pocos metros, el esplendor de los grandes edificios, la ciudad viva y radiante, soleada y activa, se exhibe a los ojos del visitante.. .

  La Estación, vestida en su interior con miles de azulejos y catalogada entre las dieciséis mejores estaciones del mundo. La Catedral, El monumento a Pedro IV, El ayuntamiento, la calle 31 de Janeiro, el Café Magestic,  el trenecillo, que pasea visitantes, el metro subterráneo, que para cruzarte sale a la superficie y pasa por encima de uno de los puentes de hierro, los restaurantes, las tiendas de lujo...Todo esta ahí, cerca de ti, y sin embargo bastante distante de lo que desde tu posición puedes ver.

   Sí, querido Duero..O Douro, que ya hasta me gusta nombrarte en portugués...Todo eso me has hecho sentir..

  He vivido una aventura desde que decidí acompañarte durante un largo tramo de tu recorrido.  Ahora una vez que he llegado a donde tus aguas empiezan a tener regusto a sal, donde tu cauce en mas ancho, pienso que no he sido yo quien te ha acompañado a ti,  sino tú quien con tus paisajes, tus remansos, tus rincones, tus puentes, tú en definitiva eres quien me ha acompañado a mí.

  De todos modos, sé que tarde o temprano volveremos a vernos, mi querido río,  porque sea como sea, he de ver aquellas tierras que recorres y que todavía no he visto. Nos veremos en Los Picos de Urbión..

       ADIOS DOURO , O  DUERO..COMO TÚ PREFIERAS...



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